Marleny tus mangos

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*** Hoy será un hombre quien escriba, digamos que tiene 53 años, barriga apretada, ligera alopecia, desempleado,y anda con un lápiz roído por el Centro de Medellín. La despersonalización, maravilloso juego de Pessoa para burlarlo y esconderlo, para ser aquel lejano que ni en sueños podemos dramatizar. Porque hoy quiero ser hombre y mañana no sé***


Marleny, como te ajusta la lycra tus senos de seda, quemados por el sol, ahogados por el humo. Y con qué ligereza los presumes en este escenario de centro, cuando todos vamos de prisa y vos nos frenas con tu presencia, que no sos vos sino esas tetas gigantes, grandes como el deseo de medirlas y tocarlas.

Buscamos en los bolsillos y sólo queremos comprar esos mangos biches que vendes en la Veracruz, y sabes que no pagamos por la fruta sino por tus frutos, que te observamos, ellos y nosotros, él y su mujer, este niño que se detiene absortó por esos globos de carne que prenden de tu cuerpo.

Al frente la iglesia blanca donde azotaban negros, donde ahora rezas por la mañana; a un lado el templo krishna, los cantos védicos, los hombres calvitos y las mujeres de bata; al otro las esculturas, los fotógrafos de turno, el turista, el museo al que nunca has entrado, una putica de 14 años, tu hijo que llega. Ay Raúl como estás de flaco, y le embutes un mango pintón, una moneda de quinientos y un pico de labial rojo.

Cuando arriba el sereno empiezas a empacar la ventica ambulante, y el día caluroso le dice adiós a tus senos de gracia. Chao que te los llevás a casa. Y allá sin ningún asomo de lástima los desprendes de golpe, se abre la hebilla de ese brasier de carga y se desploman hasta tu ombligo. Y si hoy no llega tu marido de seguro pueden descansar. Ay Marleny tus mangos, prometo buscar un poeta que les de la bendición y un altar para rezarlos, y que la ciudad te haga un monumento, y si algún día soy famoso te elevo a vos con mi fama porque nadie en Medellín puede flotar como vos.

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