Que no son payasos

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Me
han mentido, los animales no son payasos. He repasado una a una las mentiras de los adultos y siento que el corazón se magulla en cada triste verdad, pero esta es la más dolorosa de todas, porque finalmente a Papa Noel puedo dibujarlo en trazos felices de navidad, pero el león que salta el fuego nunca se va desprender de aquel latigazo. Y esa mentira no la perdono, porque los animales no son payasos.


El imaginario de la niñez no debe construirse a costa de dolor y muerte, las sonrisas en el circo deben aflorar por las piruetas de un malabarista y no por el arriesgado número de un felino que se juega la vida en cada función. Los adultos son extraños, pensaba el Principito, pero no son torpes, entonces deben reconocer que un elefante no baila por naturaleza, que su hogar no es una carpa de plástico y que sus caminos no deben ser carreteras de asfalto.

Los animales no payasos desconocen su hábitat natural, están condenados a una vida de jaulas y golpes, de movimientos programados, pasos de cadenas y territorios cercados. Una vida de miedo al animal de dos patas que con cuerdas, collares, bozales, látigos y ganchos se encarga de amedrantar y entrenar para el mal llamado espectáculo.

Y muy a pesar de la defensa mediática de los entrenadores frente a estas acusaciones, que más bien son evidencias, no es difícil imaginar que la tortura es el único método para lograr que un animal salvaje se someta a los deseos de un hombre.

Entonces por el buen estado de conciencia, muchas personas han reconocido que es una falta de respeto hacia la naturaleza y la dignidad de otros seres vivos asistir a este tipo de circos, que no es divertido presenciar un animal sometido a realizar actos antinaturales y humillantes, y que no basta con rechazar este fenómeno sino con protestar.

Así es como se han conformado grandes corporaciones internacionales en defensa de los derechos de los animales. En Colombia la Federación de Comités de Liberación Animal ha participado activamente en una labor de sensibilización y de manifestación pública frente a este flagelo. El 26 de julio miembros de la organización se plantaron frente al circo de los Hermanos Gasca en Calí en una actividad pacifica de educación y protesta, pero en ese mundo de mentiras el cuestionamiento resulta trágico, de manera que los 50 activistas fueron acorralados por el ESMAD y uno de ellos fue atacado violentamente por presuntos empleados del circo.

Esta es la vedad. Ya no es tan gracioso ver saltar al chimpancé porque detrás de esa comedia se manipulan verdades, se cuentan billetes sucios, maltratan animales y amenazan personas. No más mentiras, no es cierto que los osos montan bicicleta, que los monos visten pantalón ajustado y que los leones son cariñosos con los humanos. Prefiero un ridículo personaje que se pintó la nariz de rojo a un tigre asustado, prefiero un tonto payaso de verdad, y por sobre todo prefiero el libre derecho a protestar.

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